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sábado, 3 de diciembre de 2016

YA ESTÁN AQUÍ, LAS NAVIDADES.



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Ya están aquí, otra vez regresan los días más familiares por antonomasia, esos días entrañables y jubilosos en los que los reencuentros, los abrazos, los recuerdos, la nostalgia y las anécdotas invaden a las personas, como si no hubiera un mañana.
Las navidades se presentan a su cita anual sin retraso, puntuales, con sus luces, su lotería, su árbol y adornos, sus grandes cenas y comidas, sus turrones, vinos y cavas, sus regalos, sus promesas de futuro y las de, esta vez sí que sí, dejar de fumar, ir al gimnasio y una vez terminadas las fiestas, ponernos a dieta. Días de amor y paz, de villancicos, pandereta y polvorón. De compras y consumismo exacerbado y desproporcionado, de aglomeraciones inhumanas ante cortilandias y cabalgatas, de centros comerciales, supermercados y uso de tarjeta de crédito. De excesos de alcohol y viandas, de abusos gastronómicos e innumerables cenas y comidas con compañeros de empresa, de equipo de fútbol, de antiguos compañeros de escuela y por supuesto, las familiares. Esos días,en los que tengan la suerte de disfrutar de todas estas aventuras que se dejan para estas fechas, como si fuese un despropósito realizarlos en los trescientos días restantes del año, se puede ver a los más pequeños de la casa con sus ojos platicos, sudando ilusión, esperanza y alegría por todos los poros de su piel, intentando comportarse en esas cortas fechas, como si jamás hubieran roto un vaso, intentando hacer ver a los reyes magos, que son las niñas y niños más buenos del mundo y donde, y aquí sí que pongo todo mi énfasis, tengan la inmensa fortuna de poder disfrutar de sus mayores, de sus padres y madres, sus abuelos y por qué no, con mucha fortuna, también de sus bisabuelos.Estos dos aspectos en especial, son los que para muchos y en mi caso particular, junto a otros que no son explícitamente del entorno socio familiar, nos han robado la alegría, la ilusión y la falta total del deseo de disfrute.La ausencia de estas personas a nuestro lado, impiden total y absolutamente las ganas de celebración alguna y de deseo de fiesta y alegría. Para muchas personas, estas fechas no son más que días negativos, en los que los recuerdos y la nostalgia nos inunda, el añoro y la ausencia de las personas más especiales de nuestra vida nos invade y no nos ofrecen ningún estímulo de fiesta. En estas fechas, en la que tanta añoranza y tristeza sentimos y viendo el disfrute natural, lógico y merecido de los otros, reconozco sentir envidia y celos. Mucha envidia y mucha desazón. Hay que reconocer y comprender la alegría de todos aquellos que pueden disfrutar de los suyos y de esos reencuentros que en ocasiones son exclusivamente una vez al año y como no, desearles todo lo mejor, pero al comparar, al intentar empatizar con ellos, no es posible, es muy difícil y complicado, es inevitable sentir envidia, sentir pena por uno mismo, al no poder sentir y vivir las mismas experiencias. No nos quedan mayores a los que abrazar y besar como si no hubiera un mañana, nuestras hijas e hijos han crecido y se han hecho mayores, mujeres, adultas y han dejado de ser niñas, convirtiéndose de forma natural en personas diferentes y con compromisos, con su pareja sentimental y por ende, con nuevas familias con las que también tienen ilusión y las ganas de disfrutar de días festivos de amor y paz y hay que entenderlo, apoyarlo y comprenderlo. Estas fechas navideñas tienen especialmente cuatro días claves en los que las reuniones familiares son obligadas y que son, el día 24 de diciembre, día de noche buena, el 25 navidad, el 31, fin de año y el día 1 de enero, año nuevo y en tan pocos días, hay que hacer malabares estos, nuestras hijas tienen que dividirse para poder estar al lado de todos los que les quieren y francamente, lo tienen más que complicado, sobre todo con padres divorciados, lo que significaría dos días diferentes, pero es que también está la familia de la pareja, los suegros, que puede ser una, o estar también dividida, lo que hace que la situación se complique más aún si se puede. Hay que entender y comprender las decisiones que ellos tomen, pues muy seguro que lo harán desde lo más profundo de su ser, intentando contentar a todos y no fallar a nadie.Complicadas situaciones en los que nos pone la vida.Un año más, ya están aquí, otra vez regresan los días más familiares por antonomasia, las navidades. Yo no tengo nada que celebrar, no tengo motivos ni ganas, pero, aun así, quiero desear a los que tengáis la inmensa fortuna de poder disfrutarlas y de todo corazón que estas sean las mejores de las ya vividas y las peores de las que os quedan por vivir.Feliz navidad a todas y todos.
 

 
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La Voz de Manu Sanchez por Manu Sanchez Caballero se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
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