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sábado, 26 de marzo de 2016

CUANDO LA REALIDAD, SUPERA A LA FICCIÓN Y NOS DESTRUYE EL ALMA. Parte 4 y 5. CONTINUACIÓN DE LA CRÓNICA.

Continua Antonio Miguel Carmona, contándonos el día a día que se malvive en los campamentos de refugiados.
Con palabras tan sencillas y claras, como duras y crueles, gracias a sus informaciones, fotografías y vídeos, podemos hacernos una pequeña y lejana idea del sufrimiento que padecen hombres, mujeres y sobre todo miles de niños, luchando por la sobrevivencia, por un derecho, POR UNA VIDA.

A continuación, las crónicas del viernes y sábado santos. Esos mismos días en los que millones de ciudadanos de todo el mundo, sale a las calles a contemplar las procesiones y otros muchos millones, disfrutan de unas vacaciones, mientras QUE NUESTROS PROTAGONISTAS, se juegan textualmente la vida, buscando un futuro.

Texto, imágenes y vídeos de A. M. Carmona.

Viernes Santo, 25 de marzo de 2016

EL DÍA QUE CONOCÍ A SETARA

Comenzó a llover sin descanso. El barro dibujaba las pisadas de los niños descalzos. Los afganos se escondían en las tiendas en busca de un calor que se les había escapado de repente.

Fue el momento en el que se me acercó Setara, una niña de catorce años y la mirada tan dulce como los sueños que alberga. Cubierta por un manto negro y cenefas plateadas, unos pendientes de perla y una diadema brillante que coronaba sus grandes ojos negros.

Setara significa "estrella", nacida en Kabul, un lugar en el firmamento. Huye con sus padres del infierno del Daesh y, mientras me cuenta, el recuerdo de las bombas le hace entornar los párpados por no llorar.

Precisamente hoy he llegado a un nuevo campamento sin apenas seguridad. Un lugar de Grecia, una isla de miseria y de incertidumbre. Casi todos afganos huyendo despavoridos del estado islámico.

Una de las amigas de Setara tiene la cara desfigurada y la sonrisa en los labios. No quise ni preguntar al sentir una mezcla de dolor y de respeto, de tristeza y de indignación.

Uno de estos afganos cruzó tres veces el Egeo para llevar a cada uno de sus tres hijos, uno por trayecto por el miedo a perderlos todos en un fatal naufragio.

Porque la inmensa mayoría de los habitantes del campamento son precisamente de Afganistán. Una mezcla de etnias en las tiendas de campaña que me permite distinguir los rasgos de los pastunes, los tayikos y los hazaras.

Los afganos huyen de su tierra, sí, para salvar a sus hijos de la peste de la guerra. Las afganas, además, huyen de un lugar donde ocho de cada diez matrimonios es forzado, nueve de cada diez mujeres es analfabeta y uno de cada diez niños nace muerto.

Ahora están aquí con nosotros. Y yo contemplando en este campamento cómo Europa les da con la puerta en la cara. Mientras, la lluvia no para de caer y yo no me canso de escuchar historias afganas de dolor y de tragedia.

Setara es una niña cuya dulzura es difícilmente descriptible con palabras. Habla algo de inglés y me acompaña por las tiendas para escuchar de la boca de los afganos todo el horror y todo el dolor de sus relatos.

Setara me insiste en que pronuncie correctamente su nombre. Me recuerda que el suyo significa estrella y me pregunta de dónde vengo.

Cuando lo difícil es saber... adónde voy.








 Sábado, 26 de marzo de 2016

LA MUERTE DE SAFO


Llego a Lesbos amaneciendo con los ojos empañados de miseria, noches enteras sin dormir, para encontrarme con la isla de la muerte.

Prácticamente todas las ONGs han sido expulsadas y las autoridades han convertido los centros de refugiados con derechos en campos de internamiento sin ellos.

Siguen viniendo. Las mafias asientan a las familias en ligeras barcazas, les fijan el timón rumbo a Lesbos bajo el riesgo de que cualquier golpe de mar o de viento les desvíe y les lleve la estela hacia la muerte.

Les dan unos flotadores inservibles que no son más que falsos bloques que, muy al contrario, les hunde bajo el mar en caso de naufragio.

Hay en Lesbos un cementerio de flotadores, montañas de plásticos que sirvieron para llegar a una Europa inservible.

Pero también en la isla se esconde el cementerio de la vergüenza. Un lugar donde cientos de tumbas de niños, mujeres y hombres se marcan con pequeños carteles que muestran tan solo el sexo y la edad del náufrago : niña 12 años aproximadamente.

No me dejan entrar en el centro de internamiento de Moana. Convenzo a las autoridades, sin embargo, que acaban permitiéndome la entrada, convencidas a través de un rito inconfesable.

"Que si te huye, tornará a tus brazos,
y así mejor te ofrecerá sus dones, y cuando esquives el ardiente beso, entonces, querrá besarte".

Quien así se expresaba seis siglos antes de Cristo, era Safo de Lesbos, poetisa griega que forma parte de los nueve poetas líricos, y cuyo amor por sus compañeras le hizo escribir este imponente Himno a Afrodita.

Europa ha matado a Safo. Ha sembrado de sal los campos de Lesbos. Ha hecho añicos el mito del refugio. Nuestros poemas se han convertido en playas desoladas y olas sin testigos.

Cuando esquives el ardiente beso, entonces, sólo entonces, querrá besarte.

Vídeo que testimonia el rescate de un barco con 350 personas por parte de cooperantes españoles (se escuchan las voces de Jenny y de Pablo). Ésta otra Europa, la de ellos, sí que merece la pena.


Sábado, 26 de marzo de 2016

VIAJE AL CENTRO DE MORIA 

Moria es un centro de internamiento en la Isla de Lesbos. Los que antes eran refugiados ahora son detenidos y encerrados en barracones, disuadidos por alambradas y murallas de espinos.



Iban al baño de dos en dos para no tener que quitarles las esposas. Mil seiscientas personas a las que el ejército reparte comida y, por algún motivo desconocido, a cuatrocientos de ellos no les llega ni las migajas.

Las ONGs suplen este déficit depravado. Amenazados por los estraperlistas que pretenden que la comida se venda en vez de regalarse, aguantan el chaparrón como una maldición de la ignominia.

Me cuentan las autoridades que constatan la llegada de personas a las que les falta un riñón. Probablemente sospechan que existe venta de órganos para pagarse el pasaje a Europa.


En Moria prácticamente la totalidad de las ONGs han sido expulsadas. Se mantienen con dificultades organizaciones como Mensajeros de la Paz o Remar. La labor encomiable de voluntarios tales como Pablo (25), Israel (19) o Jenny (28) me convence de que existe otra Europa.


Otra Europa protagonista en personas como el Padre Ángel o Juan Carlos Gálvez, periodistas como Pedro Blasco, y miles de ciudadanos de bien, que son precisamente los que importan y que vienen aquí a cambio de nada.


Ayer precisamente hubo una manifestación de cooperantes con el fin de ganar un grado de libertad para los detenidos. Aún así les han cerrado un campamento alternativo, Better Days, desde donde proseguían haciendo su labor.

Escribo desde el centro de Moria, capital de la indignidad, campo de internamiento, un lugar para la vergüenza.




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La Voz de Manu Sanchez por Manu Sanchez Caballero se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http:// http://libre-prensa.blogspot.com.es/.