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miércoles, 23 de marzo de 2016

CUANDO LA REALIDAD, SUPERA A LA FICCIÓN Y NOS DESTRUYE EL ALMA.

Una triste historia de la mano de mi gran amigo personal Antonio Miguel Carmona de la que tenemos la obligación de sentirnos completamente avergonzados los europeos.
Los europeos y los seres humanos, si es que este calificativo somos merecedores de poseerlo, que mucho me temo que no, comprobando y sufriendo lo que somos capaces de hacer con los semejantes.

Avergonzados no por serlo, que eso en cierta medida puede llegar a ser bueno, sino por permitir y consentir que unos genocidas de corbata y grandes salarios mal merecidos y peor nacidos, dirijan nuestro futuro y se consideren propietarios de nuestras vidas y lo que es aún mucho peor, verdugos y ejecutores de nuestras muertes.

De todos es conocida la sinrazón y aberración que están sufriendo los refugiados, o me atrevería a decir, presos políticos del gobierno imperialista y genocida europeo, con los hermanos sirios.

Hombres, mujeres y niños, familias enteras huyendo del horror de una guerra y un terrorismo tan vil como miserable, que tan solo buscan un resquicio de paz, una oportunidad de seguir viviendo, sobreviviendo, de tener un futuro cierto sin morir en el intento.

Y se encuentran con un terrorismo de estado aun mayor y más genocida que el sucedido en sus tierras. Un terrorismo de estado dirigido por políticos vergonzantes, miserables, cobardes y crueles, que juegan con las vidas, les importa una mierda sus muertes y trafican con seres humanos, vendiendo por seis mil millones de euros, en nombre de la libertad y de la soberanía pura de una Europa, de la que se creen sus dueños todopoderosos, ignorando ya no solo cualquier acuerdo o normativa internacional y todos los derechos humanos, sino que la voz del resto de la humanidad, las denuncias públicas y la negativa a sus actuaciones criminales.


A continuación, un ejemplo de esta barbarie.
Con unas palabras e imágenes, tan claras como duras y crueles, escritas por mi gran amigo Antonio Miguel Carmona, podremos darnos cuenta del homicidio político, humano y social que están llevando a cabo, unos políticos inhumanamente corruptos, que solo merecen nuestro desprecio, nuestro asco y nuestra indignación.



Texto e imagenes y min-video de A. Miguel Carmona.

LA MIRADA DE ANONE



El día en el que el mundo dejo de merecer la pena llegué, un atardecer de primavera, al puerto de El Pireo.
El alma se me hizo pedazos al contemplar aquel improvisado campamento para refugiados. No pude por más, sin embargo, que esbozar una sonrisa cuando decenas de niños me rodearon mientras trataban de encontrar mi mano.
A lo lejos un padre con sus dedos se esforzaba en alimentar a su hijo. Anone se llama, me dijo, entendiendo como podía el inglés con el que le preguntaba.
El niño, Anone, me observaba con la mirada despierta, manantial de unos ojos negros imperturbables, ajenos a la tragedia, de espaldas a la esperanza.
En mi primera visita a El Pireo, hace ya algunos años, recuerdo cerrar los ojos y recordar aquella batalla de los exiliados de Atenas, vencedores de los Treinta Tiranos, derrotados en sus muelles por Esparta.
¡Qué distinto ahora El Pireo al de entonces! Qué diferente ver la deshonra de Europa en la mirada de Anone.
Al borde del Egeo hoy he visto cinco mil seres humanos, mil niños indefensos que vagan por los muelles y se esconden en las tiendas de campaña. Sirios, iraquíes, afganos, caminan con la lentitud del agotamiento y el sufrimiento en sus miradas.
Europa, nido de políticos inútiles, mira para otro lado y cierra sus fronteras para resguardar calientes los asientos de la indignidad y la cobardía.
Grecia, la de Sócrates y la de Platón, ha abierto treinta y seis campamentos de forma urgente para poder alimentar a cuarenta mil almas cuyo futuro depende de la mayor de las estulticias.
Hambre y desesperanza, tristeza y enfermedad, suciedad y agotamiento, se hacinan sobre los escombros del continente.
Contemplo entonces una larga cola de hombres dispuestos a recoger la cena mientras sus familias esperan hambrientas en las tiendas de campaña.
Ya es de noche. El viento fresco de la capital del Egeo me hiela aún más el alma. Un escalofrío recorre mi cuerpo mientras alguien, un sirio con una sonrisa inmensa, me regala una manta para que la ponga sobre mis hombros.
Anone ya estará dormido en una de aquellas tiendas de campaña empapadas por la escarcha.

MINI-VIDEO


 







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La Voz de Manu Sanchez por Manu Sanchez Caballero se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http:// http://libre-prensa.blogspot.com.es/.

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